jueves, 23 de diciembre de 2010

Necoclí




La historia de Necoclí es en sus comienzos de conquistadores españoles e indígenas aborígenes. Puerta de entrada de los ibéricos a Antioquia y habitada durante esos tiempos por la etnia de los Cunas, la región posee una fuerte tradición histórica y un alto valor socio-cultural. En el distrito se conservan varios resguardos indígenas, a 22 kilómetros de la cabecera, que constituyen un atractivo turístico y científico antropológico.
Más o menos a sólo dos kilómetros de la cabecera está justamente el sitio donde una vez se situó el poblado conquistador de San Sebastián de Urabá, por donde, allá por 1509, pasó el conquistador Alonso de Ojeda, considerado el fundador del poblado.

Con relación a su nombre, Necoclí, existe una leyenda que cuenta cómo un viajero cansado tenía sed y llegó al lugar para calmarla, pero como respuesta le dijeron que “Ni 'coclí' había por allí”, siendo el “coclí” una bebida muy común en la región.

Todavía en 2009, en el distrito confluyen gran variedad de razas y culturas. Persisten varios resguardos indígenas considerados hoy patrimonio histórico-cultural: los territorios de las comunidades Zenúes y Tule, y los resguardos de Caimán Nuevo y El Volao.



Necoclí es uno de los municipios que mejor ha conservado su ecosistema en el Urabá norte antioqueño. A una hora en lancha, por un mar picado, se llega a la Ensenada de Rionegro, en Punta Arenas, al extremo norte del Golfo de Urabá. Este es el principal banco de peces de la región, donde se encuentran sábalos, meros, pargos y otras especies. Si se está de suerte se tiene oportunidad de encontrar un manatí, especie en vía de extinción.
Los manglares circundantes son además refugio de cientos de aves migratorias, como tijeretas, gaviotas y pelícanos, declaradas especies de reserva municipal.

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